IMG_6992 (1)

Cáritas en tiempo de Jubileo

El Jubileo, también conocido como Año Jubilar o Año Santo, es una celebración religiosa que se lleva a cabo en diversas tradiciones cristianas, especialmente en la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa.

Dentro de la Iglesia Católica, el Jubileo es un acontecimiento especial, un tiempo de gracia, perdón y renovación espiritual. Se celebra cada 25 años y es convocado por el Papa. Su origen se encuentra en la tradición bíblica del «Año Jubilar», mencionado en el Libro del Levítico (25, 8-13), donde se proclamaba un año de liberación, restauración y misericordia.

Para Cáritas Arquidiocesana Bahía Blanca, los jubileos son momentos de profunda reflexión y acciones de compromiso con las comunidades con las que trabajamos. Recordamos que, en el Jubileo del año 2000, condonamos las deudas de las plateas realizadas para la relocalización de las familias de Villa Caracol que se encontraban en terreno inundable. En aquella ocasión, Monseñor Rómulo García y el equipo de Cáritas caminaron por el barrio hasta su centro y, a través de una fogata, quemaron los convenios de pago de todas las familias del sector.

Veinticinco años después, nos encontramos nuevamente caminando en una tierra arrasada por una inundación que nos cambió la vida y la infraestructura de la ciudad. Como comunidad de trabajo y de fe, hemos vivenciado arduas jornadas de labor pero también de esperanza y reconstrucción. Por ello, desde el área de Economía Solidaria, quisimos ofrendar un pequeño gesto a las familias que son parte de nuestras diferentes líneas de trabajo.

Estas líneas sostienen parte de los ingresos económicos de más de cien familias, en su mayoría mujeres, que en estos años construyeron talleres, mejoraron sus producciones, se capacitaron, aprendieron nuevas técnicas y desarrollaron aún más el oficio y el saber que les permite un ingreso para sostener sus vidas y las de quienes aman.

Por ello, el 30 de abril, un día antes del Día de las y los Trabajadores, decidimos convocar a una celebración. Nos pareció oportuno dar una buena noticia: la condonación de las deudas de las líneas del banco de harinas, de créditos para la producción, comercialización e infraestructura, y de créditos para la compra de insumos.

Muchas personas no pudieron asistir, ya que, después de las inundaciones del 7 de marzo, la vida se tornó más complicada para varias familias que acompañamos. Algunas mujeres, por miedo a la lluvia y al viento, aún no pueden salir de sus casas cuando está nublado; otras tienen dificultades con la frecuencia de los colectivos, pues el servicio es más espaciado debido a la pérdida de unidades o porque pasan muy lejos de sus barrios. A otras, la magnitud de la pérdida les dificulta volver a sus lugares habituales y retomar algún ritmo parecido a la normalidad.

Fuimos pocas personas, pero sin duda nadie faltó en nuestra oración. Rezamos por todas y todos, compartimos una celebración pensada y guiada por un voluntario histórico y amigo de Cáritas.

Caminamos en el patio de Cáritas, un patio que guarda tantas historias y tanta vida. Caminamos con la esperanza que nos da la comunidad y, a través de una dinámica, reflexionamos sobre la constante invitación de Francisco: TIERRA – TECHO – TRABAJO – FIESTA. También pudimos compartir un momento profundo y sentir la fe de saber que quienes nos esperan en la casa del Padre siempre siguen entre nosotras y nosotros, porque nadie se va del todo; siempre nos queda lo vivido y lo celebrado.

Como parte del símbolo de nuestra celebración jubilar, invitamos a las y los presentes a quemar los convenios de mutuo de 30 créditos de algunas personas presentes y de otras que, por diversas razones, no pudieron venir. Al terminar la celebración, las compañeras presentes les comunicaron la noticia a través de un mensaje, para que, sabiendo que tienen una deuda menos, el 1 de mayo, Día de las y los Trabajadores, pudieran comer rico y celebrar en familia. Eso es parte del camino: celebrar y sentir que la vida es abundante y que es para todas y todos, aunque a veces pensemos que no.

Oración del Jubileo

Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.

A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.

Amén.

Francisco

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn