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Mirarnos mejor

Cáritas cierra el año de la inundación tendiendo una nueva red comunitaria para mejorar las condiciones de vida de trabajadoras y trabajadores de la economía solidaria. Junto al proyecto de extensión de la UNS «Ayudemos a ver mejor» y el programa municipal PEC, se despeja un camino a profundizar en 2026 para ampliar el acceso al sistema de salud.

En el marco del programa Puntos de Encuentro Comunitario (PEC) de la Secretaría de Políticas Sociales del Municipio, el área de Economía Solidaria piensa y desarrolla acciones para atender problemáticas detectadas durante varios años de trabajo.

El eje son la salud y la cultura, más allá de capacitaciones y otras instancias de acompañamiento técnico específico a emprendedoras/es.

«La salud bucal, la vista, los controles en general, son temas a los cuales el sector con el que laburamos tiene muy poco acceso, por falta de turnos, por vivir muy lejos, por tener que trasladarse en colectivos con chicos pequeños, no tener alguien que los cuide. Las mamás hacen los controles de sus hijos pero detectamos que las mujeres siempre se van postergando», cuenta Marina Huentenao.

Durante 2024 se implementó el programa «Derecho a la sonrisa» a través del cual decenas de mujeres lograron atender su salud bucodental: «Pudimos hacer prótesis dentales, más allá de tener una sonrisa no es lo mismo pararte a buscar un trabajo teniendo todos tus dientes completos y la seguridad que te da, también en tu entorno familiar, con tus amigos, con tu vida cotidiana».

La salud visual, la falta de revisión o el uso de anteojos inadecuados, representó otro desafío. Enterados de la existencia del programa de extensión «Ayudemos a ver mejor» que coordina Doris Rivadeneira Bueno, el encuentro fue cuestión de días. El 6 de marzo, visitó la sede de Cáritas junto al rector Daniel Vega.

Al día siguiente, la inundación.

El proyecto

Doris es docente de la carrera de Óptica y Contactología del Departamento de Física de la Universidad Nacional del Sur. El proyecto de extensión surgió con la intención de reducir el descarte de los anteojos que elaboran en una cátedra práctica.

Mediante un convenio firmado en 2021 con el Hospital Penna establecieron un protocolo para que las trabajadoras sociales de dicha institución seleccionen pacientes sin obra social ni recursos económicos y reciban atención oftalmológica y, en los casos que es necesario, los anteojos elaborados en la UNS.

La iniciativa incluye charlas de prevención y promoción de la salud visual en escuelas especiales, ONG y fundaciones interesadas. «Es el compromiso nuestro como universidad pública que se debe a la comunidad. La universidad tiene que salir de esos muros y vincularse con el territorio».

El reencuentro

La atención a la emergencia humanitaria post inundación fue atravesando etapas hasta encauzarse en las líneas de acción de Economía Solidaria y del resto de las áreas de Cáritas . Así se realizó el 10 de noviembre, Día Mundial de la Visión, una charla sobre las claves para prevenir la discapacidad visual.

En esta oportunidad se incorporó, además, a productores hortícolas varones y personas que son acompañadas por el área de Vivienda y Cáritas Parroquiales. Se anotaron 74, 56 se hicieron tamizaje visual y 26 necesitaron revisión de una oculista porque necesitaban algún tipo de lentes. De manera voluntaria, Adriana Borelli fue quien se encargó de esa atención.

Trabajo artesanal

La primera atención y la elaboración de los anteojos son realizados por alumnas y alumnos de la licenciatura de Óptica y Contactología. Para ello, acondicionan marcos donados por la comunidad en diversas campañas y confeccionan los cristales cuyo financiamiento gestiona el propio proyecto de extensión.

El taller de oftálmica de la UNS cuenta con calibradoras para hacer el corte de los cristales que luego son montados en los anteojos. «Estas calibradoras que tenemos son manuales, lo que hace que hacer un anteojo para un alumno, que está aprendiendo, pueda tardarle dos o tres clases de hacer y esa es una de las dificultades que tenemos», explica Doris.

Una biseladora automática podría hacer un anteojo en cinco minutos. «Son aparatos muy costosos, hemos tocado puertas de muchas empresas privadas del rubro de la óptica, se ha dificultado pero esperamos que en algún momento esto pueda ser realidad. No solamente va a ayudar el trabajo de los alumnos, también nos va a permitir hacer una donación mayor. Actualmente vamos al Hospital Penna una vez al mes y entregamos hasta 15 anteojos».

Peregrinos de la esperanza}

Sumándose al llamado de Francisco a celebrar el Jubileo con proyectos creativos y en comunidad, Cáritas convocó junto al Equipo PEC y al del proyecto de extensión a una reunión en la sede del Arzobispado para presentar la red que impulsa al programa “Ayudemos a ver mejor”.

Participaron los obispos Carlos Azpiroz Costa y Pedro Fournau; el secretario de Salud municipal Federico Bugatti y la directora de Políticas Sociales, Antonella Laiuppa; el rector de la UNS, Daniel Vega, junto al decano de Física Marcelo Costabel y Alejandro Azcárate.

También lo hicieron Santiago Mandolesi Burgos y Pablo Stefanelli por el Consorcio de Gestión del Puerto; Adriana Borelli, integrante de la Asociación Oftalmológica y los concejales Mauro Reyes, Adrián Jouglard, Lucía Martínez Zara y Gonzalo Vélez junto al secretario Carlos Moreno Salas.

Uno de los objetivos fue robustecer la iniciativa y difundir la necesidad de recursos para comprar una biseladora automática. También se buscó generar un espacio de encuentro entre las autoridades de los organismos invitados para comprometerles en el desarrollo de campañas de prevención ante la inminencia de una pandemia de problemáticas visuales que no solo afectará a los sectores vulnerables sino a toda la población.

Según un estudio del Instituto Brien Holden, en 2025 el 50% de la población a nivel mundial será miope y tendrá disminución visual para ver de lejos. Las pantallas están cambiando nuestra anatomía: «El ojo fue diseñado para cazar, para hacer todas las actividades de lejos. Y hoy en día estamos trabajando en visión próxima, a una distancia de 40 centímetros y muchos hasta más cerca. Nuestro ojo va creciendo por dentro, puede desprender la retina y causar miopía, glaucoma o catarata «, explica Doris.

Uno de los temas abordados en el encuentro fue la falta de profesionales oftalmólogos en la ciudad que obstaculiza el recetado de anteojos. Más allá de las diferencias en torno a las soluciones a la problemática se destacó la coincidencia en la importancia de su abordaje. El intercambio continuará en el la Comisión de Salud del Concejo Deliberante.

«Cómo cierre de este año difícil, queremos destacar la entrega de los primeros 20 lentes. La emoción de ver bien es difícil de contar, pero la resumimos en frases como la de Nely: ‘Ahora voy a poder ver bien a mi nietita y jugar con ella!’. ‘¡Ahora que veo, no me imaginé que veía tan mal!’, nos dijo Claudia. María nos contó que le daba vergüenza usar unos marcos tan buenos y finos… A veces no podemos todo pero siempre podemos algo», concluye Marina.


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